viernes, 11 de enero de 2013

Ganador 2. Halloween 2012.

Hola chicos.
Comparto con ustedes la segunda historia ganadora del último concurso de Hexe Bibliothek.
 
*
 
UN CAMBIO DE VIDA
 
Puedo escuchar sus pasos, corren sin parar entre los callejones de lo que alguna vez fue una gran y poblada ciudad. Hace algunos años podrías haber entrado y salido de los locales de comida. Habrías sucumbido ante el constante tráfico de personas corriendo de un lado a otro por la acera. Seguramente escucharías el aturdidor escándalo de los malditos autos. Olerías la desagradable atmósfera cargada de las emisiones de gases contaminantes de las fábricas y autos.
 Ahora lo único que escucharías sería sus incesantes gemidos y alguno que otro grito desesperado. Si, realmente los puedo escuchar, se acercan a cada segundo que pasa más y más. En este momento no siento absolutamente nada. Me muevo entre la oscuridad y espero que no me escuchen. Debo estar lo más calmado posible, a diferencia de los demás, yo busco hacer las cosas con inteligencia. Es entonces que los veo pasar. Están un par de metros justo frente a mí. Corren en la dirección en la que me encuentro y solo espero que aun no me hayan visto. Si me ven, las cosas pueden resultar muy mal y no quiero que eso pase. Al parecer son dos, una mujer y un hombre. Van bastante rápido. Se acercan tanto que la distancia que los separa de mí es de apenas unos cuantos metros. No se han dado cuenta de mi presencia porque estoy detrás de una pila de escombros, quizá alguna vez todo el montón de basura que me sirve en este momento de escondite, pretendía ser una barricada, pero seguramente había fallado y quienes la habían montado fueron devorados vivos.
 Sus pasos se vuelven lentos, pareciera que están cansados. Creo que es mi oportunidad, si quiero sobrevivir. Aunque realmente no se si tenga que preocuparme por sobrevivir ante estas circunstancias en las que me encuentro. Alcanzo a escuchar algo. – ¿Crees que los hayamos perdido? -  pregunta ella. – No lo sé, espero que si – responde él.  – malditos desgraciados, no les voy a permitir que me coman vivo –.
 A mi parecer el tipo es un imbécil, tiene toda la pinta de ser un imbécil. La chica no está muy buena que digamos, de hecho le alcanzo a ver una inmensa lonja, que asco o debería decir, que delicia. Me doy cuenta que el descanso terminó y planean seguir avanzando, así que llegó la hora. Me lanzo sobre imbécil, arrojando todos los escombros que tenía frente a mí, por el aire. Los escucho pegar un inmenso grito a ambos, aunque a mi parecer, imbécil es mucho más gritón que la gorda. Lo tomo con los brazos por los hombros y lo derribo, cayendo justo encima de él. Continua gritando y gritando sin parar, me empuja con todas sus fuerzas pero yo soy mucho más fuerte. En un intento por cerrarle el hocico de una maldita vez, me abalanzo sobre su cuello y lo muerdo fuertemente. No puedo sentir ningún sabor pero percibo el olor de la sangre brotando por la herida. Muerdo repetidamente arrancando en cada ocasión más y más carne.  De repente un olor a muerte se desprende de su cuerpo. El imbécil estiró la pata. Yo por mi parte he perdido el interés. Dado que no puedo percibir ningún sabor en mi lengua, si es que todavía la tengo, el olfato es uno de los pocos sentidos que aún conservo y por tanto es el único que busco saciar, el olor a fresco es mucho mejor que el de la muerte, el cual me sigue a todos lados.
Me levanto y le hecho una última mirada a imbécil. Está más tieso que un palo, pero su piel empieza a mutar. Levanto la mirada y busco a gorda. Al parecer no le importaba en lo más mínimo imbécil porque ni siquiera intentó salvarlo. Unos segundos después escuché los gritos de una mujer, seguramente era ella, estaría tan asustada que había olvidado ser cautelosa y corrió como loca desesperada lo que la convirtió en presa fácil.
Veo de pronto un pequeño grupo de personas corriendo unas calles adelante, no distingo bien quienes son, pero eso que importa, comida es comida.
Empiezo a caminar despacio y me acerco, me he percatado de que se metieron dentro de un pequeño edificio con las ventanas tapadas por tablas de madera, para mí eso no era ningún problema, solo tenía que tomar un buen impulso y podría penetrar fácilmente por alguna de esas ventanas, estoy seguro de que eso nunca se lo esperarían. Ya estoy cerca, las escucho susurrar, al parecer son mujeres, no menos de tres. Me preparo, tomo impulso y veo mi brazo destrozar los tablones de madera que cubren las ventanas, seguido de una serie de gritos. Tomo otro poco de impulso y doy un salto para poder introducirme por completo por la abertura, ahí están esas deliciosas. Una es alta, delgada, de cabello rubio y largo. La otra es… por alguna razón algo dentro de mí reacciona repentinamente. Se activó una serie de impulsos en mi cerebro o al menos eso es lo que yo sentí. De pronto una serie de recuerdos vinieron a mi mente. Su cabello negro, su piel pálida, su ropa, ella es…
Empecé a recordar aquel día en que caí en este estado deplorable y despreciable. Parecía un día normal pero, la gente de la ciudad era despiadada, todos actuaban como una colmena o una colonia de hormigas, movimiento constante. Yo era esa clase de persona que siempre hacía lo que se suponía debía hacer, el trabajo, la escuela, mi vida, todo parecía un plan perfectamente diseñado. Rutina, esa es la palabra clave que describía a la perfección mi vida. Si hay algo que recuerdo perfectamente es que odiaba mi vida.
Han pasado años desde que pasé a formar parte de las filas de los no muertos, un zombi. Y sin embargo nunca se me ocurrió plantearme una cuestión que creo es muy importante. Actualmente como un muerto me siento más vivo que cuando estaba vivo. Sí, es cierto, he acabado con muchas vidas, pero el mundo está completamente jodido, de hecho ya lo estaba mucho antes que se desencadenara la enfermedad, simplemente ahora nadie lo puede negar pues es más que evidente. Entonces porqué seguirse aferrando a la vida, creo que ya no tiene caso, por otra parte, desde que la humanidad comenzó el proceso hacia su propia aniquilación, el mundo empezó a verse mejor.
Recuerdo que escuché en las noticias acerca de un grupo radical que se hacía llamar la Nueva sangre. Este grupo rebelde tenía unas ideas acerca de que los humanos éramos el virus del planeta. Creo que eran una clase de hippies que respetaban la naturaleza y lo que más les interesaba era salvar animales, plantar arboles, cosas por el estilo, sin embargo, sus ideas comenzaron a volverse un tanto… desquiciadas.
Los Nueva sangre creían que la sobrepoblación humana era la principal razón de que el planeta estuviera perdiendo su brillo, las guerras, la corrupción, la ambición, la contaminación, la violencia, el hambre, las enfermedades, ellos culpaban de todo eso al ser humano. Un día finalmente se volvieron locos, empezaron a llevar su rebeldía a un nuevo nivel, al grado que se les clasificaba como terroristas. Empezaron a poner bombas en los bancos, prendían fuego a las tiendas de ropa donde vendían pieles de animales, y la punta de todo fueron los atentados hacia los políticos. Enviaban mensajes donde explicaban sus razones, justificándose, como tratando de hacer ver que ellos eran los buenos. Decían que acabarían con el mal y que de esa manera harían al ser humano entender lo que realmente era valioso en este mundo, que no se necesitaba más que amor y que se podía vivir de la tierra. Yo en lo único que podía pensar era que estaban locos. Sin embargo sin saber como, lograron invadir los medios de comunicación y difundir su mensaje como una plaga. Con el tiempo empezaron a ganar un gran número de seguidores, no sólo personas como ellos, hackers, científicos, escritores, militares, profesionistas de toda clase formaban parte de sus filas, así, poco a poco su organización fue ganando terreno. El día que la catástrofe empezó, lo vi por televisión, al parecer los Nueva sangre lograron penetrar dentro de un laboratorio biológico. No se sabe con exactitud cuál era su intención pero al parecer lograron volar el lugar y, algo mas…
El resultado del asalto y las explosiones produjeron que algunos virus con los que se experimentaba en aquel laboratorio se combinaran y mutaran, lepra, la peste, sida, el virus del ébola, sarm, ántrax. Se creó una nueva enfermedad que nunca alcanzó a ser nombrada ni mucho menos tratada pues, avanzaba con extrema rapidez y se propagaba por el aire. En menos de un mes países enteros habían sucumbido. No había ninguna esperanza, excepto, apenas un pequeño número de la población mundial era inmune, menos del 1%.
Si bien, se podía ser inmune a la transmisión por el aire, no estabas a salvo. Los efectos que la enfermedad producían en los infectados era un cambio radical, una mutación en la piel que los volvía extremadamente fuertes, se perdía la sensibilidad y parte de los sentidos, pérdida total o parcial del cabello, pérdida de la memoria, regeneración agresiva de los tejidos del cuerpo, todas las funciones biológicas como la respiración y la circulación se detenían por completo, y sin embargo, no morían, al parecer, el virus lograba alojarse en el cerebro permitiendo convertir al huésped en… un zombi.
Pero los efectos variaban dependiendo el medio de contagio, en el caso de los inmunes por ejemplo, si eran mordidos se contagiaban, pero al parecer lograban conservar parte de su motricidad, eran mucho mas coordinados, más inteligentes, más fuertes y mucho más rápidos, aunque seguían dominados por el hambre y el salvajismo. Por tanto había dos clases de zombis, los comunes, torpes pero que se agrupaban en grandes cantidades, y los fuertes, que eran pocos y a menudo se encontraban en solitario, pero eran completamente letales, esa es la clase de zombi a la que yo pertenezco.
No hay mucho que decir sobre mi transformación. Aquel día que me convertí, planeaba dejar la ciudad y esconderme en alguna clase de refugio antibombas, muchas personas estaban empezando a sucumbir ante el virus, ya había llegado a mi ciudad, de inmediato todo mundo empezó a sufrir sus efectos y ahí me di cuenta que yo era inmune. Eso a la vez es una gran carga pues te das cuenta que mientras los demás podían olvidar cualquier esperanza de sobrevivir y entregarse a la enfermedad perdiendo sus mentes y dejando atrás sólo sus cuerpos físicos, tú aun tenías que seguir luchando por no ser devorado. Me dirigía en mi auto hacia mi refugio, cuando me topé con un enorme monstruo, su piel era de color verde y tremendamente deforme, tenía perforaciones y músculos gigantescos. Su fuerza era inmensa. Levantó mi auto. Se trataba de un inmune contagiado. Sabía que era mi fin mucho antes de morir. Volteó el auto, me sacó como si fuera un muñeco de trapo y dirigió su boca a mi cuello, el resto es historia.
Pasaron cuatro años hasta este momento en el que precisamente la chica a quien tengo justo en frente es nada menos que la líder de los nueva sangre. No pensé que fuera inmune, pero creo que es momento de retribuirle sus acciones pasadas. El mundo seguramente no volverá a ser el mismo así que no hay mucho que decir, devoraré a esa perra y poco a poco terminaré con lo que quede de la raza humana, a final de cuentas, debo admitir que, estoy disfrutando esta nueva vida de sangre y violencia.
La mujer me mira con terror, mientras una detrás de ella saca un arma y la apunta a mi cabeza, debo prepararme para atacar o para morir. Hasta donde entiendo, una bala en la cabeza puede acabar con mi no vida. Salto rápidamente y luego escucho un disparo.                                             
 
Arkham.

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