lunes, 5 de diciembre de 2011

A través del espejo por Miss Schizophrénie

La vida solo es un reflejo de lo que queremos ver, aunque la mía consiste en que vean lo que yo quiero que vean.
He estado por muchos años guardado en un viejo sótano repleto de polvo dónde la vieja me ha guardado. Me imagino que no le gustó lo que vio en mi y se ha esmerado en tenerme en cautiverio por más de 4 décadas.
Pero hoy mi suerte a cambiado; la vieja ha fallecido y en su testamento ha dejado todas sus pertenencias a su única nieta, así que mis días en esta pocilga han terminado.
Justamente hoy ha llegado con su familia a recorrer la casa y ver qué se llevarán consigo y qué venderán. La verdad es que la vieja tenía pura basura y lo más probable es que todo lo vendan si no es que se va directo a la basura.
Pero eso no pasará conmigo; soy una reliquia hermosa y eso ha sido mi gran virtud desde que fui creado. Nadie en siglos ha podido resistirse a mi belleza y he llegado a ser un motivo de disputas a muerte, así que no me preocupo en lo absoluto.
Escucho cómo rechina la madera podrida de las escaleras del sótano, pero no puedo ver quién es. La estúpida vieja me ha tapado con una horrible cobija gruesa, pero logro escuchar que los pasos son cortos y livianos, así que  puedo imaginar que es la pequeña a la que escuché llorar cuando llegaron.
Los pasos son más cercanos, así que sé que está muy cerca de mi. ¡Vamos pequeña, tira de esta mugrosa cobija!
Sus pasos son inseguros, los atribuyo a la edad. Veo como la tela pesada se mueve, escucho como gime del esfuerzo y cuando da un paso hacia atrás escucho un estruendo de latas y basura de la vieja.
La pequeña solo alcanza a destaparme un poco antes de caerse. Alcanzo a ver parte de mi entorno y está tal y como lo vi hace más de 4 décadas; oscuro con pequeñas ventanas altas que permiten pasar un haz de luz débil. Veo a la niña tirada de nalgas llorando escandalosamente; me doy cuenta que no pasa de los 4 años y mi ánimo asciende porque sé que podré divertirme demasiado con ella. Escucho pasos apresurados dirigirse hacia nosotros. Baja lo que supongo es la madre, de ahí veo a una chica aproximadamente de 17 años detrás de ella, supongo que es la hija mayor, y por último y con más calma veo al que supongo es el padre de familia.
La madre grita cosas, típicas de una madre descuidada que trata de culpar a su esposo o a su hija la falta de responsabilidad de ella. Carga a la pequeña y le soba el trasero, hablándole como si tuviera problemas de lenguaje, supongo que así es como les gusta hablarles a los pequeños. Se dan cuenta que la caída no fue nada grave y la pequeña termina de llorar mientras su madre le hace gestos extraños  usando esa voz tan irritante. La joven al ver que la situación está controlada comienza a curiosear por el sótano; “pura basura” es lo que leo en su rostro, hasta que su mirada se cruza conmigo, su expresión cambia y se acerca a quitarme completamente la mugrosa cobija que su pequeña hermana no pudo hacer con éxito.
Todos me miran asombrados; siempre he tenido ese efecto pero supongo que la basura de la vieja aportó a la causa. ¿Cómo una cosa tan bella y maravillosa como yo estaría en un lugar tan horrible y lleno de basura como ese? En ese momento lo supe con certeza; me llevarían consigo.

Después de un par de horas de empacar la basura de la vieja en cajas, vamos rumbo al nuevo hogar.
La nueva familia es… peculiar; la madre es descuidada con su familia,  el padre es indiferente, la joven es manipuladora y la pequeña es berrinchuda. Una excelente familia donde estar.
Llegamos a un suburbio tranquilo y estacionamos en una casa mediana con un gran patio. Al bajar, el esposo es el que me baja de la camioneta y me lleva al interior, una casa amplia por dentro y comienza a buscar dónde colocarme. Al final de un debate deciden que estaré en la sala de estar para que sea ecuánime el asunto.
Comienzo a pensar que será una experiencia interesante.

+++

Han pasado dos semanas desde mi llegada al nuevo hogar. He estudiado más a ésta familia y me he dado cuenta de detalles a mi favor; la esposa es descuidada con su familia porque ella no quiere ser ama de casa: perdió su empleo como publicista en una importante revista de economía. El padre es un importante abogado en una firma privada que tiene un amorío con su secretaria. La joven es la más popular de su colegio y por ende se ha convertido en una adolecente superficial con una vida sexual realmente activa y la pequeña es berrinchuda por ser la consentida en casa.
Presiento que es el momento de que mi llegada a este hogar sea productivo.

Es Jueves por la noche, el padre aún no ha llegado para cenar y Alice (el nombre de la madre) se encuentra nerviosa, muy por dentro sabe del amorío laboral de su esposo. La joven está en su recamara y la pequeña duerme en el sillón grande.  Alice camina con el teléfono inalámbrico por la sala de estar tratando de comunicarse al teléfono celular de Ralph (el esposo, según entiendo) pero este no contesta. Pasa frente a mi varias veces sin prestarme atención. ¡Estúpida ilusa! ¡Tienes que ver la realidad y yo soy el indicado para eso! Un último intento de comunicarse fallido y vota el teléfono a un sillón. Cansada se talla los ojos con los dedos de la mano izquierda. Voltea mirando a su alrededor y me mira ¡Al fin! Frunce el ceño y se acerca lentamente a mi. Se da cuenta que hay algo extraño en su reflejo, ¡Por supuesto, ilusa! ¡Es lo que yo quiero que veas! ¿Qué es lo que ve? Se ve a sí misma sonriéndose, con sus antiguos trajes ejecutivos Dolce&Gabbana, su nextel del trabajo y detrás de ella su antigua oficina. Alice se acerca más sin darle crédito a lo que ven sus ojos.  La Alice del espejo sigue sonriendo y cuando se acerca lo suficiente le susurra “ perdedora” y se convierte en la Alice ama de casa, con ojeras marcadas, las arrugas más visibles, con la pequeña en brazos y el esposo en el sillón haciendo el amor con la secretaría. Alice grita muy fuerte y corre a su recamara llorando. La pequeña Annie despierta sobresaltada por el grito de su madre y comienza a llorar. Leah sale corriendo de su habitación a causa del grito de su madre y el llanto de su hermana, carga a Annie preguntándole si se encontraba bien y se dirige a la recamara de Alice.
Mi primera tarea está realizada…

Dos días después me doy cuenta que Alice no comentó nada de lo ocurrido el Jueves por la noche.
Es sábado al medio día y la familia tiene un día de camping con amigos de su vecindario. Se preparan para lo que promete ser una tarde aburrida con relatos viejos y comida desabrida. Leah está inconforme porque en la noche tendrá un concierto con sus amigos, al cual su madre no quiere que vaya.
Leah camina por la sala de estar con el teléfono en su oído mientras su familia se encuentra subiendo las cosas a la camioneta para el camping. Al parecer habla con una tal “Jenelle”  y su vocabulario pasa a insultos contra su madre.
Termina colgando el teléfono prometiendo que iría al concierto, sin importar lo que tuviera que hacer.
Se acerca a mi para corregirse el maquillaje y comienza a ver a una Leah más gorda, con arrugas marcadas, su vientre plano con un arete en el ombligo se convierte en una barriga de embarazo, con una mano fuma un cigarrillo y con el otro carga a una pequeña que sabe es hija suya. Se escucha un grito ahogado de la garganta de Leah y se va a su habitación con pasos apresurados. ¡Así es como te verás en cinco años! ¡Estúpida!
Alice entra a la sala de estar y me doy cuenta de que trata de evitar cruzar su mirada conmigo… Tarde o temprano me verás. Va directo a la habitación de Leah y le dice que deben irse, Leah está pálida pero Alice no se da cuenta o no le importa.  Se van y yo me siento vivo otra vez.

Por la noche regresa la familia exhausta del camping. Alice carga a Annie dormida, Leah tiene el delineador corrido por las lágrimas; al parecer fue un rotundo no al permiso del concierto, y Ralph solo quiere irse a la cama.
Alice va a la sala de estar otra vez tratando de evitar verme.  Se sienta frente al gran televisor y trata de ver un poco la tv.  Ralph avienta su chaqueta al sillón y anuncia que irá a dormir, sube y se escucha la puerta de la recamara cerrarse.
Pasan 20 minutos cuando el sonido de un vibrador sale de la chaqueta de Ralph, Alice voltea extrañada y se acerca a él. Saca su celular y se da cuenta de que una llamada quiere entrar, el nombre que marca es el de su secretaria,  Alice descuelga el teléfono sin decir ninguna palabra y escucha a la persona al otro lado de la línea. No sé qué habrá escuchado pero su cara expreso que no fue nada bueno y supe que está la oportunidad que había estado esperando. Alice comenzó a mirar a todos lados aturdida y su esfuerzo por evitarme fue en vano, cuando me miró yo ya sabía qué era lo que quería que viera; ahí estaba Alice con el teléfono en la oreja, con cara demacrada, y detrás de ella estaba la secretaría hablando por teléfono, riéndose de Alice. Ésta empieza a llorar y avienta el celular al suelo haciéndose pedazos, la imagen que ve en mi sigue riéndose de ella ahora a carcajadas. La Alice reflejada se va y momentos más tarde regresa vestida como solía hacerlo la vieja Alice con un cuchillo en la mano.  La verdadera Alice queda confundida y llora ¡Sabes lo que debes hacer! ¿Por qué te toma tanto tiempo darte cuenta de eso?
Después de unos minutos veo que se limpia las lagrimas, creo que lo he logrado, se va a la cocina y escucho el cajón donde están los cubiertos, imagino que fue por el cuchillo. Escucho que sube las escaleras y se abre una puerta ¡Al fin, carajo! Se escucha un grito de Ralph y cosas que caen. De repente todo se queda en silencio. Otra puerta se abre, veo que Leah sale espantada por el grito de su padre y se encuentra conmigo. Le muestro de nuevo a la Leah de 5 años después, y detrás de ella a su madre ensangrentada. Leah comienza a llorar y trata de apartar su mirada de mi, pero le resulta casi imposible. Annie se despierta y sale también, entonces se encuentra a Leah en la sala de estar y se acerca a ella. Yo le muestro a Leah que ella no  es Annie sino la bebé que tenía en brazos en la mañana de ese mismo día. Leah comienza a gritar y a golpear a Annie gritando que ella no era real, que ella no era su hija. Annie grita y llora mientras Leah la  golpea, hasta que la levanta y la avienta a la mesa de estar, su cabeza choca contra la mesa y empieza a salir sangre de ella. Annie ya no llora ni grita, ni siquiera se mueve.
Alice baja corriendo las escaleras y encuentra a Leah llorando y a Annie en el suelo sobre un charco de sangre. Leah ve a Alice ensangrentada y grita desesperada.
Alice no puede creer lo que ve y corre contra Leah a golpearla, ésta se logra zafar de ella y corre a la cocina, escucho otra vez el cajón de cubiertos, Alice trata de alcanzarla, se escuchan forcejeos y gritos, al final escucho como si cortaran algo y un par de minutos más tarde solo escucho la respiración agitada y sollozos de una. No puedo distinguir quién de las dos es.
Pasan 20 minutos y la casa es una tumba silenciosa interrumpida por sollozos ahogados de la desconocida sobreviviente. Solamente me falta una para cumplir mi propósito pero no sé  aún cómo atacar porque desconozco quien sea.
Debo confesar que fue bastante sencillo y rápido, pensé que me darían más batalla, pero al parecer sólo fui la chispa que detonó a un gran barril que gasolina. Aunque la satisfacción que siento es auténtica,  la victoria fue demasiado rápida.
De pronto escucho que se abre la puerta trasera y sale la desconocida. Tarda menos de 5 minutos y vuelve a entrar. Me doy cuenta de que regresa a la sala de estar y, sorprendido y a la vez satisfecho, me doy cuenta que la sobreviviente es Alice. Pero  Alice me mira extrañamente. Tiene algo en la mano que no logro ver porque lo mantiene en la espalda.
-“¡Tú!... – me dice - ¡tú, maldito espejo! ¡Haz hecho que mate a mi familia! ¡Tú eres el responsable de todo esto!
Escucho su rabia a través de sus palabras, trato de hacer mi jugada pero ella es rápida y me muestra qué era lo que escondía en la mano; una roca de jardinería que adorna el sendero trasero. ¡La maldita quiere romperme! Antes de que pueda hacer algo al respecto veo que la  roca ya no está en su mano, sino en el aire en dirección mía. Escucho el estruendo, siento que caigo, me desprendo en partes  y tengo ahora varios puntos de vista. ¡La maldita me ha roto! ¡La estúpida perra se atrevió a destrozar una pieza de arte como yo!
Me doy cuenta que empiezo a ver borroso y a escuchar más lejos todo. Pero alcanzo a ver con una de mis partes que Alice se tumba de rodillas en el suelo y toma una parte de mí, la lleva a sus muñecas y se hace fuertes cortes desde el codo hasta la muñeca,  en una diagonal, en ambos brazos…
Pierdo la visión y el audio, pero sé que lo he logrado.




2 comentarios:

  1. =O ¡Me gustó ese espejo maligno! Maldito, lo amé. Me gustó mucho este trabajo, bien por la autora.

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  2. Muchas gracias!! :D

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